Llegó tu beso a través de la atmósfera rojiza desplegando su energía en forma de luz, llegó y se detuvo un momento, como tú, porque era tuyo, delicado y sutil, se detuvo para contemplar mi rostro que te buscaba. Sonrió el beso con tu gesto, contagiándome la risa. Rozó la piel de mis hombros desnudos y llevé mis dedos hasta el lugar para acariciar tu boca. Escapó travieso hasta mis párpados e insistí en cerrarlos para verte. Acabó tu beso escrito enredado en mi pelo y, como cada noche, compartimos la sábana y el latido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario