Traduciendo los sentimientos

miércoles, 12 de diciembre de 2012

AMALIA

Llegó y el mar de cristal se estremeció con su risa. Cada roca quiso acariciar sus pies. Cada gota luchó por salpicar su pelo leonado. Cada rayo de sol se empleó ardientemente en calentar su cuerpo. Cada grano de arena quiso ser transportado en sus bolsillos. Como en un espejo, inmenso y calmo, ella se miró y se encontró. Feliz y generosa. Como siempre fue, como es.

No hay comentarios: