Traduciendo los sentimientos

domingo, 10 de febrero de 2013

AMASANDO PENSAMIENTOS

Pienso, mientras preparo un pastel de manzanas y fresas, qué rostro tendría la muerte.
La ventana de la cocina entreabierta se ha cerrado con el aire dando un golpe brusco, seco, y me he asustado, luego con humor me he dicho: aquí está.
Sonrío y sigo con mis pensamientos mientras me afano en laminar las manzanas y en picar las fresas, mientras añado el azúcar y la menta.
No creo que tenga nada que ver con esa que suelen pintar. Cadavérica, oscura, sin rostro y empuñando una guadaña.
La imagino dulce, bella, cautivadora, acogedora, consoladora, pacifica, sonriente. La imagino, sobre todo, envolvente.
No creo que vista harapos oscuros, seguro que va desnuda o en todo caso, llevará una túnica clara y ligera.
El pastel se cuece en el horno llenando la cocina de un olor exquisito a manzanas doradas, el olor de nuestra casa habitada, el olor a vida.
 Silbo una melodía, con estos pensamientos, sólo puede ser una melodía: "La muerte tenía un precio".
Introduzco la punta de una aguja en el pastel para ver si está en su punto y me relamo de gusto al pensar en lo que vamos a disfrutar comiéndola.
Dime qué rostro crees tú que tiene la muerte y yo te contaré mis pensamientos sobre ella.
Bésame mientras con tu cucharilla me das un trozo de pastel. Si ha de venir, que sea en un día como hoy, un día de besos y frutas, pero que avise antes que hoy, olvidé poner su cubierto.

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