Traduciendo los sentimientos

miércoles, 12 de noviembre de 2014

LA NOVIA DE FRANK

14 de abril de 1912      7 p.m.

― ¿Dónde está Frank? ¡Hay que empezar! ¡Todo está preparado y Frank, sin aparecer!
¿Es que nunca ha viajado en barco? ¿Está enfermo?  ¡Id a buscarlo!
―Frank  no está.
― ¿Qué quiere decir que no está?
―Su camarote está vacío.
― ¿qué significa eso?
―Pero señor es que no  entiende. Frank-no-está. El-camarote-está-vacío.
― ¿No subió Frank al barco contigo?
―La última vez que lo vi le acompañaba  una mujer esbelta,  colmada de rizos castaños.
― ¿Una mujer? ¡Venimos a trabajar no a divertirnos!
―Le hablaba con vehemencia.
―Pero ¿subió, no?
―No sé.
― Y qué hacemos sin pianista. ¿Sabéis cuánto ha costado este piano? ¿Sabéis a qué nos hemos comprometido en este viaje?  ¡Volved a mirar!
― El camarote 115 está vacío, intacto. Frank no ha subido al barco, alguien le ha visto  abandonar la pasarela.
― ¿Qué hacemos?
― Theodore Brailey, el pianista del Carpatia está aquí.
― ¡Ve a buscarle! Tenemos poco tiempo.


 15 de abril de 1912              3 a.m.

 Las notas de Sueño de Otoño surgían de los dedos de Frank mientras el Titanic, aterido de frío, agonizaba. Su novia, satisfecha, le besaba. Le aterrorizaba el mar y su misterio.


                                                                                                                              

No hay comentarios: