Traduciendo los sentimientos

lunes, 13 de mayo de 2013

VIDA, AMOR Y MUERTE

Leí hoy que una historia está bien escrita o resulta atrayente para el lector si toca los tres ejes principales: la vida, el amor y la muerte. No se si lo ha dicho un erudito, un filósofo, o un señor que pasaba por allí.
De cualquier modo me ha dado que pensar. Me preguntaba si lo que escribo se acerca a ese supuesto y resulta, por tanto, interesante para el lector. Me preguntaba. si tendrán fuerza mis pequeños relatos.

Sobre la vida, escribo siempre, de qué si no podría componerlos.
Mientras el agua del grifo corre por nuestras manos y el jabón extiende burbujas que resbalan por la piel. Eso es la vida.
Cuando sentados uno al lado del otro siento la calidez de tu piel y te miro. Mientras diriges tu mirada hacia mi y me respondes con una sonrisa, siento la vida. Eso es la vida.
Ahora que han pasado unas horas. Ahora que todo está en silencio, ahora que miro y veo tu imagen en mi pensamiento. También eso es la vida
También escribo sobre el amor, o ¿es que acaso no es amor, tomar tus manos entre mis manos y dejar que el agua corra mientras reímos a la par de su alocado fluir? ¿No es amor vibrar con el contacto?
Y de la muerte... ¿de qué muerte hay que hablar para estar en línea con los tres ejes importantes?
Si es de la muerte del amor, me niego. Porque en pleno crecimiento a qué hablar de muerte. La muerte de aquel amor que ya no es, que se manifiesta como irremediable y se produce ¿para qué hablar de ella si ya está extinta?
Y si es de la muerte física, solo puedo decir que soy consciente de que si hay vida, habrá muerte. Pero para cuando eso llegue, ya escribirán otros. A mi que no me avise, que llegado el momento, dulcemente me lleve.

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