Traduciendo los sentimientos

jueves, 24 de julio de 2014

OS ESPERAMOS

Día tras día me pregunté donde estaban las musas. Pacientemente esperé sentada en todos los rincones de la casa. Miré debajo de las camas, retiré los armarios y vacié los cajones.

Una tarde en la que decidí tirar la toalla y todos los papeles escritos con frases incoherentes e inacabadas, escuché un ruido entre las plantas. Era un sonido parecido al que hace un perro cuando bebe agua. Salí sigilosa y me detuve en el umbral, miré, miré y vi, que estaban todas ahí, todas las musas estaban esperando que llegaseis a la casa, estaban aburridas de encontrarme solo a mí. También yo, les dije un poco dolida, tendría entonces que haberme refugiado con vosotras o es que pensáis que no estoy deseando su compañía. Arrepentidas de su decisión egoísta decidieron entrar y ahora mismo están aquí saltando sobre el sofá.  Ya no tengo que esperar sola.

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