Traduciendo los sentimientos

lunes, 11 de agosto de 2014

SELENITAS

Detrás de la montaña y como un gran sol, asomó un poco su cuerpo que lucía extraordinario, tan luminoso que pareciera que su luz era propia. No sé que hicieron otros pero yo dejé de cenar y esperé a que se mostrara totalmente. Como mirar a los lados no me servía de mucho, me concentré totalmente en ella y ella me devolvió, como si de un espejo se tratara, el rostro de los que amo: Demóstenes, Lunita, Franela, padres, hermanos, amigos y tú mi bello durmiente, danzábais como selenitas celebrando la fiesta de la superluna, luego, y muy a mi pesar, cerré la puerta y dejé que otros buscaran en ella sus sueños.

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