Traduciendo los sentimientos

martes, 5 de agosto de 2014

MELÓN Y BESOS (HISTORIA DE LA LUNA DE MIEL)

Decidieron no salir, era muy tarde y el camino estaba oscuro. Quizá fuera el mejor día para admirar las Perseidas, sin embargo, el día de San Lorenzo ya había pasado y tanta lágrima no era posible ni siquiera para un santo.
Ella,  sentada frente a él escribía notas en los márgenes de una hoja garabateada. Él, como un pinchadiscos experimentado, probaba una y otra melodía, mirándola luego y esperando su sonrisa aprobatoria.
 A ella le encantaba que él la llamara y le pidiera opinión sobre sus hallazgos musicales. A él le gustaba que ella lo besara incansablemente. Él era su son y ella era su enredadera y como tales bailaban entrelazados sin prestar atención al tiempo, cuando la luna, no pudiendo consentir tanta dulzura sin estar ella presente, salió urgentemente de su casa,  decidiendo de manera impulsiva, mostrarles a esos dos su cara oculta.
Cuando los novios la vieron frente a su ventana se estremecieron de gozo ante tamaño prodigio y desearon que compartiera con ellos la mesa. La luna solo quiso melón y ellos se alimentaron de besos.

No hay comentarios: