Traduciendo los sentimientos

sábado, 29 de enero de 2011

La luna baila

Estaba yo tan feliz anoche siendo viernes, con mi música particular en el corazón y hoy montaron aquí frente a mi casa, en un espacio cercano al parque infantil donde pasean los dueños y sus perros, montaron decía, un escenario y dos jaimas, un montón de sillas alineadas y una barra a la que no le podían faltar sus grifos de cerveza, que para eso estamos en Andalucía.
Por la mañana el montaje y las pruebas de sonido, el chico de la batería se lo ha pasado bomba desde luego pero anda que yo... ni de las noticias me enteraba así que decidí ir a otro parque, uno más lejano. El ascensor estaba estropeado así que las cinco plantas que me separan del garaje, un ratito a pie y otro caminando.
En el parque me han leído unas páginas amenas e interesantes, mientras escuchaba con atención miraba a los patos que se bañaban en el estanque. Una niña empeñada en cogerlos o asustarlos ha estado corriendo de un lado para otro todo el rato mientras yo, soñadora, aprovechaba los últimos rayos de sol que hoy tímidamente han salido. El frío ha podido con la ensoñación y he tenido abandonar el banquito, el estanque y el parque, pero la magia ha continuado y así en la vuelta también he estado acompañada.
Ya en casa, desde el balcón he podido comprobar para mi disgusto que estaban reactivando la fiesta que había quedado adormecida por la sobremesa. Los cristales han empezado a retumbar a eso de las siete y media y unos escasos neones azules y rojos me enviaban destellos zalameros.
Escucho mejor la música que me nace en el corazón cuando en el parque hay perros, aunque ladren, aunque sus amos les griten porque son desobedientes, aunque se peleen entre ellos, amos y perros, cada uno, claro, con el de su especie. Así la noche se ha adentrado en la ciudad, la oscuridad en la habitación y yo en la cama y la música incansable sigue y sigue y los cristales protestando, retumban en mis oídos sin dar tregua... ¡anda mira! ahora suena una canción que me gusta, una de Triana... " el pájaro blanco echó a volar, en nuestros corazones en busca de una estrella fugaz"..."has de ser como la mañana del díaaaaaaaaaaa que te conocí"... jajaja, al final tendré que alegrarme y todo de que esta noche, la luna se haya puesto el traje de media gala para contonearse y dejar impresa su huella más genuina en los árboles del parque.

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