Traduciendo los sentimientos

jueves, 12 de enero de 2012

SENTIR. ESTAR

No he vuelto a caminar por el pasillo hacia las habitaciones donde mis niños duermen, no he vuelto a mirarlos en el silencio y la oscuridad de la noche pronunciando con mis labios un beso.
No he vuelto en cuerpo, pero mi alma vuela cada día hasta ellos, acaricia sus cabellos y roza ligeramente sus rostros, cuando se asegura de que todo esta bien, mi alma regresa a mi y entonces cierro los ojos y sueño.

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