Traduciendo los sentimientos

domingo, 3 de junio de 2012

SIN PALABRAS


Llegó el domingo por la tarde y el silencio se apoderó de la estancia.
Si mi voz enmudeciera para siempre y estos muros recogieran el amor que desprendemos, si pudieran luego emitirlo en forma de ondas sonoras, en el universo nunca faltaría la música.
Tal vez eso ocurra de una forma imperceptible a nuestros humanos sentidos y por eso el aire agita las nubes y los árboles se estremecen a su paso. Tal vez sea esa melodía la que transporta el polen y hace germinar las semillas. A lo mejor es ella la que hace que la luna gire incansable, provocando con su ímpetu las mareas.
Aunque el silencio se haya hecho grande en esta tarde, la música del universo nos unirá de nuevo fusionando nuestras almas amantes.

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