Traduciendo los sentimientos
martes, 3 de abril de 2012
¿DE DÓNDE ERES?
Lucía un sol precioso. Con una margarita en el pelo y un sombrero de paja, caminaba de la mano del hombre de la boca de agua, atrochando por atajos, evitando el camino cotidiano. Se nutrieron de luz, de brisa y de besos, se arrullaron con historias y caricias y caminando, caminando, llegaron a un espacio nuevo para sus ojos. Las gentes del lugar, considerándolos forasteros, no se atrevieron a preguntar enseguida qué hacían allí ocupando una parte de su mundo. Al cabo de los días, encaramados en su curiosidad lanzaron la pregunta que hace días se gestaba en sus mentes y se transparentaba en sus ojos, ávidos de novedades: ¿De dónde sois?
Del lugar que, silencioso, nos acoge y nos permite crecer, se les ocurrió contestar. Sin embargo, y por pura cortesía, de sus bocas salió el nombre de las ciudades donde se desarrollaron sus raíces, pensando que las sensaciones eran solo suyas y que lo simple del amor se transformaría en complejo desde el mismo momento en que intentaran explicarlo.
Después siguieron su camino, de la mano, sin saber si al día siguiente otro lugar de luz y brisa les estaba esperando
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