Traduciendo los sentimientos

lunes, 29 de abril de 2013

FÍSICA VERSUS METAFÍSICA

No hay montaña tan alta, ni río tan profundo que pueda separarnos
He escuchado mil veces esa canción, la he bailado, la he tarareado y me he deleitado con las voces de sus intérpretes.
Hoy mientras la escucho sólo pienso en lo que eso significa, el título, me refiero.
De entre todas las frases que podría decirte esta noche, creo que esta es la más acertada. No ha podido llegar en mejor momento.
Si ayer dejaba aquí unas frases sobre el efecto benéfico que puede tener un beso, si olvidaba al final, los cuerpos para dar paso a la energía que nos mueve, hoy, con esta frase, no puedo sino rendirme a la evidencia de que por encima de nuestros cuerpos vulnerables y mortales están las sensaciones que provienen, dicen, del cerebro, pero que son tan intangibles y son tan asombrosamente poderosas que nadie nunca podría encerrarlas en un vaso contenedor para medirlas o pesarlas.
Físicamente, quizá una gran montaña me abatiría. Tal vez, una río profundo me dejaría sin respiración para retornar a tu lado, pero, metafísicamente, si así puede decirse, estoy por encima de todos esos obstáculos cuando se trata de alcanzarte con mi energía.
Qué suerte sentir que te quiero. Qué suerte sentir que me quieres.

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