Traduciendo los sentimientos

miércoles, 12 de octubre de 2011

SER, ESTAR

Siempre que la necesites la encontrarás, a veces innecesariamente preocupada por todos, haciendo cábalas sobre cómo estará éste o aquella, organizando una cena de Navidad o estudiando el calendario de las fechas en las que hay que visitar a los especialistas, sean suyos o de sus seres queridos.
A veces, y como suele ocurrir, nada concuerda con lo que en su cabeza trajinó y entonces se levanta con el pie izquierdo, lo malo no es eso, lo peor es que ya no apoya el derecho en todo el día y entonces no vayas a opinar distinto cuando le hables porque seguro va a decir que le llevas la contraria adrede, que para eso la parieron piscis, cabezota hasta la muerte. Su razón la mejor razón, su pensamiento es, cómo no, el más válido pensamiento. Inamovible e incambiable dice que es su carácter, su marca de nacimiento, su idiosincrasia, su sello.
Generosa hasta el extremo, que ya se sabe que del tal palo...
Solidaria con las causas perdidas y cooperante con las rescatables.
Su pelo ensortijado de un pelirrojo algodonoso cubre su cerebro despistado y genial, en su entrecejo la herencia de un abuelo altanero imprime una marca severa en su rostro, incluso cuando sonríe. Su corazón le permite acoger y escuchar a todas las personas que depositan en ella su confianza, su inquietud, su alegría, su enfermedad, su dolor, su esperanza, su ilusión, su impotencia, su confidencia.
Si un día la conoces y le preguntas te dirá que no tiene hijos quizá porque no es consciente de que es la madre de todos los que la buscan para encontrar su abrazo y su palabra a tiempo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Ya lo he leido, no me pongas los pelos de punta que me emociono. Que me ¿Cómo decía la tía Manola? ¡Que me ....ay que me falla la neurona! ¡Que me altero? No, no era esa la palabra.
Bueno, ya me acordaré. Gracias guapa.

cora dijo...

Cualquier cosa puede salir de su boca incansable... jajaja